Hola, soy Magdalena Goyenechea, soy
chilena, mujer, tengo 30 años de edad, 1.75 centímetros de estatura, 60 kilos
de peso, rubia, ojos azules, dicen mis ex novios y los babosos en la calle que
muy guapa, profesional y ex ejecutiva gerencial de una empresa, también chilena
y enorme. Ex porque me acaban de despedir de la pega por mandar a la mierda al
Gerente General, un subnormal típico chileno y encima caliente. Este es mi
nuevo blog “Chile mi país”, y digo “mi” dos veces porque eso es, mío. Tengo un
novio nuevo que dice que esto de tener un blog y opinar sobre el acontecer
nacional es una auténtica locura, fuera de toda lógica. Que con qué necesidad y
que me van a mirar feo por esto de andar escribiendo cosas entre nuestros
amigos, familia y sobre todo conocidos. Estoy que le pego la patada en la raja
por weón, lo tengo entre ceja y ceja. Igual lo mantengo por un rato para ver
qué onda, a lo mejor lo logro domesticar. Mi ex me pateó hace poco y yo no
cachaba nada, era el mejor, como un príncipe. Hace poco lo supe. Se la comía
entera. Maricón, y no lo digo porque sea gay. Amo a los gays, se tienen que
casar y adoptar porque son lo mejor de lo mejor, pero a ese otro weón lo
castraría por cobarde, por no salir del armario cuando lo sabía y ser feliz y de
paso no hacerme perder tiempo y cagarme toda la adolescencia. Un pobre weón, no
lo quiero ver ni pintado al óleo. Así que por el momento, al nuevo lo mantengo
y cuando empiece con sus tonteras no lo pesco. Carpe Diem.
Quiero escribir y contar lo que
pasa y lo que siento sobre mi país, Chile. Dicen afuera que somos algo como la
“Suiza de Latinoamérica” pero en realidad somos más chantas que la cresta,
estoy convencida. Dentro está la cagada y nadie cree en nadie, una desconfianza
total. Nuestros recursos se los roban sin pagar royalties (una fortuna)
mientras los padres se ponen una soga al cuello y la tiran por encima de la
viga para poder pagarle una carrera a sus hijos… pasamos por una crisis de
credibilidad en las instituciones horrible, los políticos son una manga de
roteques que dudo que en su vida hayan leído un libro o entrado a un Museo. El
sector público es una vergüenza. El otro día perdí toda una mañana sólo para
informarme cómo postular a un subsidio habitacional en el Serviu y después
HORAS en abrir una libreta de ahorro para la vivienda en el Banco del Estado.
Dos días después, gasté otra mañana entera para afiliarme a Fonasa (porque no
le pago un peso más de mi bolsillo a una Isapre). En la Alemana te atienden
altiro y regio, y te cobran 500 lucas por un par de exámenes, 7 lucas en el
estacionamiento y si te operas, ojalá tengas al menos un depa del subsidio para
entregárselas completa con la cuenta ¿Y la Isapre? ¡Matanga dijo la changa! No po,
no soy hija de Onassis. Que se vayan a la chucha. Las AFP juegan con la plata
de todos los cotizantes como en el casino en Las Vegas, y si pierden, cagaste
también como en la guerra. Te la meten hasta atrás por todas partes, y pues
mira no. No cacho por qué nos cuesta tanto trabajo ser profesionales y lucrar
con responsabilidad, de verdad. El billete, supongo. Super Chicago Boy todo,
rasca.
Antes era de derechas. Mi familia
y mis compañeras de colegio me tenían lobotomizada. Después me fui a vivir a
París un año por la universidad y me volví de izquierdas, tienen mucha clase
los weones y una cabeza gigante. Pero al final tampoco. Ningún país en la
actualidad puede ser de izquierdas funcionando según las normas neoliberales y
de consumo del capitalismo, ni siquiera China o Rusia que se dicen tan
comunistas. Andá. Me quedo al medio, como los escandinavos, que creen que un
país puede ser gobernado por izquierdas o derechas, eso da lo mismo, el tema es
que hagan bien su trabajo, y si no lo hacen, es la gente que los vota la que
los raja, y a la cárcel si se robó algo y se acabó la wea. Creo que Chile puede
serlo en su medida, y porque lo amo. ¿Qué París ni qué Nueva York comparado con
nuestra Patagonia? Mándenlas a la cresta y vénganse para acá y tómense un
vinito y su parrillada loca y su escapada a la Laguna San Rafael con salmón y
vino blanco, y luego ándate al San Pedro para correr en pelotas por el desierto
florido kilómetros y kilómetros gritando a todo chancho alguna wea. Disfruta
Chile, ¡es el fin del mundo!
Y después, quiero escribir para
entender yo misma lo que somos, cuál es nuestra cultura y nuestra propia
idiosincrasia. Porque somos puro Rock’n’Roll. Primero nos comimos una dictadura
horrible. Tantos muertos, tanto miedo, tanto odio, tanto loco… una barbaridad.
En París caché que había un montón de exiliados fuera que nunca habían vuelto,
o venían muy de vez en cuando. Como que siguen creyendo que vivimos en ese
tiempo, se quedaron pegados, y ya la cosa no es así, aunque los más extremistas
de las dos partes sigan dándole a la manivela con un mono vestido de turco en
el hombro. No han vivido las marchas estudiantiles que nos cambió el switch a
todos. Como que todos, en un instante, perdimos el miedo. Todo el mundo cachó
que se los estaban metiendo a todo ritmo y pusieron un stop, y empezaron a
saltar todos los choreos, y casos Penta y universidades y pago de campañas y
quedó la cagada. Está la cagada. Han
sido todos muy rascas. Un terremoto nos azotó con toda su furia, gritó la
tierra, todos agarrándose de los árboles para no irse a la cresta y después
viene la ola gigante y se lleva toda la wea. Osea, quedó la zorra. E igual nos
paramos. Y porque pese a todo, somos solidarios. Lo de la Teletón nadie en
ninguna parte se la puede creer y ahí vuelven a estar cada año los tarados de
la tele bailando y haciendo weas. Igual ya es una lata, y el Festival de Viña
weón… valor. Yenderlin o algo así lanzándose en pelotas a la piscina del
O’Higgins con canción propia y todo… nadie puede weón. Y es también porque
somos enfermos de picantes. El Museo de Bellas Artes y el MAC del Parque
Forestal se están cayendo a pedazos porque nadie entra a la wea, nadie va. Pero
el Costanera Center, el pico más grande del país (es horrendo, francamente),
lleno. También están ahora todos hipster, qué les pasa. Igual son buena onda,
pero como mussshhho. Y es eso igual porque la gente está súper triste y eso hay
que cambiarlo, ya. Que seamos alegres y nos riamos de toda esta wea, porque con
cultura y la pega bien hecha, no nos gana ni Dubai. Queda todo por hacer. Pero
con cultura, y les prometo que haremos desaparecer a Patys Maldonados, Quenitas
Larraín, etc, etc, etc, etc, etc, etc, etc, de la televisión. Nadie puede weón,
nadie puede. Escóndete detrás de la palmera. Sólo que viva la Pituca sin lucas
y el Goyo! Créeme, Fatmagul no tiene la culpa, mujer ociosa. No podís.
Yo, mujer, sea del pensamiento
que sea, no quiero abrir el Mercurio y encontrarme ver a los weones en páginas
y páginas de vida social ¡¿Qué es eso?! Como el “Hola!”, super farandulero, lo
de la Chellew o la hija de la Stagno portadas del Hola! Como que no, no da. o a
senadoras en la portada de la Caras disfrazadas de Gatúbela. Osea galla, ¿qué
te pasa?, ¿Quieres trabajar en el Parlamento de la República o en el
Passapoga?” Es una forma muy picante de conseguir audiencias y votantes, nos
dejan, a las mujeres, a todas, como las weas. Como que no cachan. Yo no voy a
votar por esa weona para que después llegue a la Cámara vestida de tigre! Ni
cagando, sorry. La Matthei cómo gritaba como una loca y pensando que los otros
eran sus gomas. Creo que hasta a alguien por ahí le llegó un aletazo… La mina
es fuerte, yo no quiero estar cerca de una galla así. Valor. Por último
Bachelet, que tampoco me gusta mucho, sabe comportarse. Al menos tenemos una
presidenta que fue Directora de la Organización de Naciones Unidas y sabe
perfectamente el protocolo de las Relaciones Internacionales y también
internas. Porque tener a la Kirchner… no sé si tanto. Nos está representando a
todos al fin y al cabo. Y porque nosotros somos sobrios. Nos vestimos de forma
sobria… bueno, casi todos se visten como las weas, pero sobrios, sin llamar
mucho la atención. Aunque tampoco quizás eso sea bueno, debería haber más
color, ¿no? Una vez andaba en la Plaza Italia y se ve que en la noche llegó un
tipo y lanzó tarros de pintura de todos colores abiertos y quedó la cagada, y
por supuesto, los autos corrieron los colores por toda la calle. ¡La wea se
veía preciosa! Cruzabas la avenida con luz verde sobre un cielo de colores,
como arriba de un arcoíris. A la gente le cambiaba la cara, se ponían
contentos. Ahí caché que lo que nuestro país necesitaba era más alegría, más
cariño, terminar con tantas diferencias y dolores y caminar todos, en la medida
de nuestras posibilidades, sobre eso, un arcoíris de colores. Hay un país
cercano a la India, muy pequeño y pobre, que tiene un Ministerio de la Alegría,
que vela para el mantenimiento de la alegría en sus ciudadanos, y se ve que no
quieren irse de ahí, ¿Qué tal? Soñar no
cuesta nada, y es gratis. No espero que me lea mucha gente, pero si así es,
pucha que buena onda, pero en la tele no me verán jamás, por propia salud
mental. No estoy ni ahí. Acompañémonos y riámonos de este circo, que las
carcajadas siempre son buenas, y en nuestro humor real, negro y sin filtro.
Seamos chilenos, for ever. Qué tanta wea.
Por Magdalena Goyenechea
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